27/5/07

LA TORTUGA


Qué ridícula se presenta la vida; para algunos es simplemente rutina; lo inevitable día a día; para otros se presenta con sorpresas; sorpresas de las que no se pueden librar, sorpresas con guante de box y sin campana salvadora...sorpresas que vienen y van matando la agonía...conduciendo a la muerte...vigilando al desdichado oponente-víctima desde todos los ángulos y dimensiones. Hay quienes dicen que la vida te pone pruebas y que lo interesante reside en cómo resolverlas; siendo esta la premisa, ¿cómo podríamos explicar la súbita fortuna de esta pobre tortuga bebé, que se me atravezó en el camino un Domingo por la mañana, cuando llenaba yo mis pulmones de angustia por sobrevivir tomando el pulso a los sonidos en cada paso que daba?; no resulta acaso ridículo que, sin más posibilidades que la muerte tan cercana, haya sido yo, un pobre desdichado, aquel que se ahogaba en el verdor de la foresta, aquel que hundía la cabeza en la nube cálida que acompaña la lejanía, haya cogido con la mano izquierda, pensando a mil por hora en las implicaciones de mis actos, esta pequeña criatura, haberla mirado fijamente a los ojos, haberla puesto fuera del asfalto, fuera del abuso, alejada de la muerte, sobre la fertilidad de la hierba, haber señalado con el dedo índice de la mano derecha, el Fox River, el río que arrastra vida, la salvación..."muévete en esa dirección, por favor"...
Ahora es de noche, no pienso volver a aquel lugar... no pienso concederle a la vida una oportunidad más para que, doblándose en dos, me deje escuchar otra de sus horribles carcajadas.